martes, enero 02, 2007

Nada cambia pero...

Año nuevo, ¿vida nueva? No hay sortilegio que valga. La vida es un continuo, sobre todo la pública, y lo que fue el 31 de diciembre lo será el 1 de enero. Los precios más altos que hoy anuncian los periódicos son la consecuencia sin tránsito de la “rectificación fiscal” que no lograron doblegar razón ni argumento algunos. El Metro manda y avasalla toda lógica. La política es también la misma: sus actores beatifican la sonrisa para desearnos parabienes en los días postreros del año, pero si los miramos fijamente, como en un experimento visual, no tardaremos en ver los incisos draculianos que harán brotar, igual que siempre, borbotones de sangre de nuestras ciudadanas gargantas. Eso tampoco cambiará. Más allá de la isla, el ancho mundo ya no tiene a Sadam Hussein entre los suyos, pero la soga de su bien merecida horca no ha servido ni servirá para contener la hemorragia que desangra a Iraq, ni para borrar su memoria, ni para cambiar el curso de la historia iraquí.

También nosotros, hombres y mujeres, seguimos siendo los mismos que éramos antes de las doce campanadas de la medianoche del 31 de diciembre. Salvo eventos extraordinarios --es decir, que escapan a la normalidad-- nada cambia de manera sustancial en nuestras vidas. Nuestros pequeños desastres son cotidianos y no conmueven en absoluto, o conmueven tan poco que mejor no mencionarlos. Pero a diferencia de las sociedades, podemos fijarnos metas alentadas por la ideología ritualista del cambio de y en el tiempo. Algo así como un placebo: ni sana ni mata, pero nos ilusiona y esperanza.

Con la llegada de 2007, entonces, también yo me hago propósitos, invariablemente de enmienda porque la reincidencia es mi norma. No tengo caso. Y entre mis propósitos de este año está alimentar mi bitácora de manera regular, sin dejar que se formen lagunas como la que hay entre el 1 de septiembre de 2006 y el 2 de enero de 2007. Además, cambié el diseño e incluí foto y dos enlaces. Crónicas del abandono es un exorcismo necesario. Con mis ojos es la bitácora de María Isabel Soldevila, mi delfina, una de las más talentosas figuras del periodismo dominicano.

Hasta la próxima (que será pronto, lo prometo).

1 comentario:

María Isabel Soldevila dijo...

Querida Margarita,

Me hace feliz tener de vuelta tu bitácora, mi inspitración para iniciarme en este virtual mundo de desahogo. Entre sonrojada por la emoción y el ego acariciado, te agradezco el honor de haber enlazado mi recién nacido blog al tuyo. ¡Salud por el 2007! Y que traiga cosas nuevas... aunque sea optimismos nuevos.

Un beso

Tu delfina